Pero nos cuesta mucho renunciar a la segunda… es compulsivo, todo y conocer que nuestro maltratado cuerpo tiene que hacer verdaderos esfuerzos, para paliar en lo posible los destrozos. Estos productos son adictivos.
Sabemos que, cada día, somos bombardeados con mensajes consumistas… basados en estudios científicos para potenciar su efecto.
Comida, ropa, electrodomésticos, ocio, como pensar, como actuar, patrones a imitar…. y funcionan. Estamos muy desprotegidos cuando nos atacan directamente la psique.
Ingerir alimentos… o porquerías, por la boca, no es nuestra única manera de alimentarnos.
Nuestros oídos y ojos son también fuentes de entrada… y las tenemos más desprotegidas.
Para comer hemos de participar ingiriendo lo que sea.
Cuando escuchamos un grito atroz, nos hiela la sangre, cómo se suele decir cuando nos produce un gran impacto. Pero si este grito lo vamos escuchando repetidamente… va perdiendo su efecto, nos acostumbramos.
Lo mismo ocurre con imágenes terribles.
Vivimos rodeados de violencia… video juegos que nos incitan a destruir al enemigo, información sobre todo tipo de barbarie… además manipulada según los intereses de quien la emite, adoctrinamientos varios… religiones, ideas políticas, insatisfacciones por no poseer lo que se considera bueno y nos da estatus, miedos de ser atacados por otros colectivos, perder nuestros privilegios…
Y como son repetitivos, aunque haya parte de la humanidad que comprenda la manipulación… los vamos integrando y nos escandalizan menos.
Nuestra mente esta sobre saturada, comienza ha ser evidente el daño psicológico en muchas personas.
Perdemos la ilusión, nos sentimos deprimidos, o llenos de furia, desconfiamos, vivimos en continua tensión… llegamos al suicidio o a la ira ciega por no poder soportarlo.
La solución no esta fuera… la solución esta en nuestro interior.
Reflexiona, medita… obsérvate.
Y , si lo crees conveniente, cambia tus hábitos alimenticios bucales, auditivos y visuales… en la medida que puedas.
No podrás evitar los nocivos al 100%, pero al ser mas consciente, serás menos vulnerable.
Ingiere todos los alimentos sanos que puedas, rodéate de sonidos armónicos… naturaleza, música, buenas conversaciones… busca y contempla la belleza que te rodea, aún en los lugares más inhóspitos.
Una mirada serena, un acto de bondad, una sonrisa, un abrazo, una muestra de afecto sincera, una solitaria flor en el asfalto, el color cambiante del cielo, el sonido del viento…. harán el milagro de ayudar a tu cuerpo a transmutar la basura en alimentos sanos… para tu alma.
Recuerda la mejor guía que tenemos… lo que no quieres para ti, no lo hagas a los demás.