Escuchamos una canción alegre… y nos alegra el ánimo.
Si la canción es triste… nos entristece.
Si la canción es romántica… soñamos
Si la canción es reivindicativa… nos impele a luchar.
Las canciones, como emanaciones de energía que son, emiten vibraciones… nos pueden cambiar el ánimo, al interactuar con la vibración que nosotros emitimos.
Si, nosotros somos una emanación constante de energía.
Emitimos diferentes frecuencias según nos sentimos.
Si nos sentimos alegres… nuestra postura corporal, nuestros pensamientos, palabras y actos lo reflejan.
Si estamos tristes… también.
Lo mismo ocurre si estamos enfadados, indignados, melancólicos…
La vibración que emitimos repercute en nuestro entorno… se necesita una vibración mas fuerte para lograr cambiar la nuestra.
Si nos sentimos alegres y recibimos una noticia que nos impacta… nuestra alegria se verá muy mermada… o desaparecerá del todo.
Igual ocurre a la inversa. Una buena noticia nos cambia el ánimo decaído.
Si controlamos nuestras emisiones lo suficiente, al recibir el impacto inicial podemos reequilibrarnos.
En todo momento estamos emitiendo y recibiendo vibraciones.
Tomar conciencia de ello es una gran herramienta.
No podemos controlar todas las vibraciones… es evidente que muchas escapan a nuestro control.
Podemos controlar las que emitimos.
El pensamiento, la palabra y la acción pueden ser controlados.
Con la practica logramos prestar atención a lo que emitimos.
Cuando detectamos que emitimos frecuencias que nos restan energía… podemos serenarnos y modificarlo.
Ante la duda, presta atención a como te sientes.
Una persona alegre, amable, respetuosa… emite vibraciones que la potencian. Si se siente triste, enfadada, indignada… emite vibraciones que le restan energía.
Toma conciencia de lo que estás emitiendo.
No es lo mismo rodearte de las emanaciones que te potencian que de las que te restan energía.
Fingir conscientemente un estado de ánimo logra cambiar el ánimo.
Prueba, si te sientes triste, a sujetar con la boca un lápiz para forzar una sonrisa… al poco rato tu estado de ánimo mejorara.
Nuestro cerebro esta chequeando continuamente la información de las diferentes partes de nuestro cuerpo.
Un ánimo decaído conlleva mirada triste, hombros bajos, boca mirando hacia abajo, pensamientos y palabras que restan energia… poca fuerza vital.
Cuando colocamos el lápiz en la boca, el suficiente tiempo… el cerebro se descoloca. Algo falla. No podemos estar decaídos y la boca sonreír.
Y entonces adecua todo lo demás a la sonrisa de la boca.
Si estamos tristes y nos esforzamos por escuchar música alegre… el cerebro actúa del mismo modo.
Para cambiar un estado de ánimo hemos de pasar de un extremo de la emoción al otro. Son las leyes del ritmo y de la polaridad.
Nuestras emociones y sentimientos se mueven entre dos extremos y a diferentes velocidades.
Nosotros, como dueños de ellos, podemos aumentar o disminuir la distancia entre los extremos y la velocidad a la que se mueven… y pasar de un extremo al otro.
Podemos nadar o dejarnos arrastrar por la corriente, provocada por las frecuencias que emitimos y recibimos.
Podemos controlar el timón de nuestra embarcación o podemos navegar a la deriva.
Visualízate rodeado de una nube que emana de ti… si tus emanaciones vibracionales son positivas, esta nube será de tonos claros. Si son negativas será de tonos oscuros.
Estar rodeado de una nube roja provocada por la ira, verde oscuro por la envidia, la azul de la comunicación, la amarilla brillante de la alegria, la anaranjada de la motivación, la verde clara de la tranquilidad … afectan a tu cuerpo y mente.
Nuestro cuerpo tiene siete puntos energéticos principales por los que emite y recibe energia… los 7 chacras.
El primero, en la base de la columna emite en color rojo. El segundo justo debajo del ombligo, emite en naranja. El tercero en el esternón, emite en amarillo. El cuarto en el corazón emite en verde. El quinto situado en la garganta emite en azul. El sexto en el entrecejo emite en morado. El séptimo en la coronilla emite en violeta.
La intensidad del tono dependerá de como nos sentimos. Desde luminosos y traslucidos a apagados y espesos.
Lo que emitimos tiene efectos directos en nuestra salud, tanto mental como física. No nos afecta lo mismo bañarnos en aguas cristalinas que en una ciénaga.
Quienes poseen la facultad de poder ver estas emanaciones detectan al instante que partes de nuestro sistema están harmonizadas y que partes necesitan de ayuda.
El conjunto de estas emanaciones recibe el nombre de aura.
Puedes, si no tienes esta facultad, utilizar un péndulo. La intensidad y amplitud con la que gire, te indicaran si esta funcionando correctamente o está debilitado. El péndulo reacciona al campo magnético que emite cada chacra.
Es mejor que alguien te ayude. solo se tiene que colocar el péndulo encima de cada uno de los siete chacras.
Una sesión de Reiki ayuda a reequilibrar los chacras. Si testamos estos antes y después de una sesión, con el péndulo, lo comprobamos.
Presta atención a lo que emites aléjate en lo posible de emanaciones que te debilitan.
Por si te surgen dudes de lo que eres dueño… te pertenece todo lo que puedes colocarle delante el posesivo mi.
Mi casa, mi coche, mi cuerpo, mi mente, mi envidia, mi esperanza…
Como son nuestras posesiones, tenemos el poder de cuidarlas, disfrutarlas, potenciarlas, atrofiarlas, destruirlas, olvidarlas y si las aceptan compartirlas… las físicas podemos incluso regalarlas, prestarlas y robarlas.
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