Imagina… eres un ingeniero que, un día, decide diseñar una atracción… pongamos el famoso Dragon Khan, del parque de atracciones Port Aventura.
Primero meditas la idea, sus pros y contras. Lo que quieres conseguir con ello. Los decorados. La seguridad… la eficiencia energética. Los materiales… todo lo que creas conveniente.
Todo lo que necesitas para el proyecto esta ya en tú mente, son conocimientos que posees y solo has de ordenarlos.
Llega el momento de plasmar el proyecto mental en un soporte físico o digital. Aquí se presentan complicaciones no contempladas anteriormente, que vas resolviendo.
Una vez dado el proyecto por acabado, a entera satisfacción, llegamos a la etapa de construcción y prueba.
Llega el día de la inauguración. .. pueden surgir contratiempos no contemplados, que también hay que subsanar.
Ya esta del todo concluido el proyecto.
Los usuarios lo disfrutan… unos embriagados por la adrenalina que segregan y otros… no tanto, por decirlo de algún modo.
Tu, el artífice de la atracción subes y la experimentas. Lo que fue una idea en tu mente, ahora es una realidad física.
Pero… algo falla.
No puedes disfrutar de la atracción como los demás usuarios.
Desde antes de que se ponga en marcha… tú sabes lo que sucederá, a cada paso… que mecanismos intervendrán, incluso evaluarás en que medida cumple tus expectativas.
Para disfrutar plenamente de la atracción… te falta ignorancia y te sobra conocimiento.
Solo hay una manera de solventarlo… debes olvidar consciente y momentáneamente todo lo que sabes.
Y así estamos todos… siendo el Creador, momentáneamente no lo recordamos, hemos decidido olvidarlo.
La vida, para poder experimentarse, necesita olvidar momentáneamente quien o qué es.
Pero algo queda, algo subyace en lo profundo… es una sensación de quien en realidad somos… o de que somos más de lo que recordamos.
Disfruta de la experiencia mientras permaneces en el olvido.
Al fin y al cabo, antes de que decidieses olvidar, ya decidiste lo que querías experimentar y el porqué.
Alegrías y penurias, certezas y dudas, dolor y bienestar… ya las contemplaste como experiencias necesarias, para este proyecto… solo que, ahora, para poder experimentar necesitas momentáneamente olvidar el porqué.
La materia es una determinada frecuencia de energía, que emite El creador, Dios, El todo, la Conciencia infinita… o como quieras llamarle.
Yo, soy El Todo y ahora estoy manifestándome… utilizando mi propia energía creo y experimento.
No me agrando ni mermo… pues Yo, Soy El Todo.
Imposible comprender la conciencia infinita, desde la mente finita que ahora estoy experimentando.
El amor es la energía más elevada, a la que tenemos acceso, desde nuestro nivel de conciencia.
Todo lo que sentimos y experimentamos, se basa en un mayor o menor grado de amor.