El espíritu humano es indestructible. Una vez dicho esto… nuestra conciencia está en continua construcción.
¿Como reaccionamos ante los cambios y las crisis? Es muy difícil fiarse de la información disponible a no ser que confiemos en nosotros mismos.
¿Hasta que punto estamos dispuestos a cambiar?
¿En que medida hemos seguido nuestra intuición?
¿Se nos da bien decidir lo que es bueno o malo para nosotros?
¿Tendemos a seguir los dictados de otros?
Cuanto más nos conocemos a nosotros mismos, cuanto más conocemos nuestros puntos fuertes y débiles, más fácil nos es decidir en nuestro buen provecho. Cuanto más nos conocemos…más podemos aportar a la comunidad. Cuanto más firmes son nuestros valores, más conscientes somos de nuestro propio comportamiento…y más podremos comprender a los demás.
La base del auto conocimiento es tomar conciencia de nuestro valor en el mundo.
El pájaro no basa su seguridad en la fuerza de la rama en la que se apoya…sino en la fuerza de sus alas. La confianza en nosotros mismos es lo que nos permitirá enfrentar cualquier tipo de obstáculo que la vida nos ponga delante con más posibilidades de éxito.
Vivimos como supervivientes, en un mundo terrenal, practico y mortal. Sabemos poco del mundo sagrado, espiritual, místico y desconocido. Somos capaces de percibir el conocimiento que reside en nuestro interior…pero poseemos pocas aptitudes para manifestarlo. Cuando «despertamos» comenzamos a manifestarnos.
Los caminos de la vida son pruebas de sabiduría. Requerimos para transitar por el camino la relación con nosotros mismos…nuestro nivel de coraje. El avanzar en el camino propio nos aporta pasión…vitalidad…felicidad. El estancamiento o el seguir las indicaciones y los pasos de otros nos deprime, nos apaga… nos hace sentir infelices.