Un gran sabio paseaba por la orilla del mar, meditando sobre la Vida y su porqué… Llamó su atención un niño, que habiendo horadado un hoyo cerca de la orilla, llenaba un cubo en el mar y lo vaciaba en el hoyo incesantemente.
Le pregunto el porque de su esfuerzo.
El niño le respondió que quería poner todo el mar en su hoyo.
El sabio le dijo, mirándole con cariño y benevolencia que aquello era imposible.
Entonces el niño le contesto que más imposible era que él comprendiera lo que estaba meditando. Desconozco la autoria del relato.
Podemos meditar cuanto queramos, y elaborar todas las teorías que se nos ocurran.. la respuesta, que la hay, aún no está a nuestro alcance.
La experiencia nos va enseñando , señales puestas a lo largo del camino nos guían.
Nuestro rumbo lo marca la satisfacción o insatisfacción internas.
Tenemos el anhelo de regresar a casa… porque tenemos el convencimiento, sentimos… que estamos lejos de ella.
Algunos hacen lo posible por olvidarlo… pero no lo logran. El barco en el que navegamos o el camino que recorremos, por vueltas que le demos, siempre acaba regresando.
La vida puede ser un símil de una obra de teatro.
Se dice que la vida es una escuela, donde las lecciones se experimentan.
Una manera de experimentar es representando una obra diseñada para este fin. Viviendo la ficción experimentamos sin ningún peligro.
Aquí y ahora, todos somos actores desarrollando una obra, siguiendo las directrices de su creador.
A todos, nos da el papel del protagonista principal y los demás son meros comparsas. Esto es posible porque el teatro es pura ilusión.
Tenemos unas pautas iniciales. Genero, raza, creencias, estatus, carácter…
Ocurra lo que ocurra en el escenario, evidentemente, nunca sufriremos realmente el menor daño.
Estamos tan metidos en nuestros personajes, que el desenlace, mientras actuamos, conociéndolo ( pues hemos leído el texto) lo hemos olvidado.
Todos los personajes que representamos, llevan consigo su bagaje de dolores y alegrías, ignorancias y conocimientos… físicos, mentales y emocionales.
Cada personaje imagina o especula con el grado de dolor o alegria de los demás… Pero, nunca, puede ni saberlo ni compararlo con el suyo, por mas que se lo crea.
Puede empatizar más o menos, con lo que cree sienten los otros… pero siempre referenciándolo en como él se sentiría en esa situación.
Es la empatia o la falta de ella, que muestran los personajes, lo que hace a lo largo de la obra, que sea un lugar más o menos inhóspito.
La finalidad de la obra, es que los actores viviendo las experiencias por medio de sus personajes, aprendan a amarse a si mismos y al resto, por convicción.
Experimentan las consecuencias de la falta de amor.
Mi personaje ha ido evolucionando a lo largo de la trama.
Los tiempos en los que sus sufrimientos le parecían más o menos justos, ya han pasado (los dolores son manifestaciones de anomalías, señales de alarma de algo que no funciona bien: física, mental o emocionalmente)
Comprende que no es cuestión de justicia, es cuestión de comprender.
Aprender, rectificar y avanzar en las lecciones.
El proceso lo manifiesta sufriendo.
Cuando aprendemos a sumar, por ejemplo, algunos lo entienden a la primera con el ejemplo de los caramelos, otros necesitan muchos objetos diferentes…
Y otros solo aprenden cuando creen que poseen algo… y viene otro y se lo quita.
Estos, aprenden el concepto de suma y resta en el mismo aprendizaje.
El tiempo empleado por cada uno, en cada aprendizaje, depende de las exigencias del guion.
Todo tiene su causa y su porqué, ninguna parte es gratuita.
El guion entremezcla continuamente a los personajes, sin perder nunca el hilo que los une. Experimentar el amor y su carencia.
A lo largo de la obra, mi personaje va comprendido que algunas veces ganando se pierde… y otras que perdiendo se gana, y que para ser consciente de ello se requiere… el paso del tiempo.
Lo que ha ido manifestando, a lo largo de la obra, solo muestra en que nivel de: conocimiento, autoestima y respeto se encontraba en cada momento.
Cada nuevo aprendizaje lo manifiesta con alegria por dejar un poquito de ignorancia atrás… y con lamento por el daño causado.
El personaje, ahora, comprende que está justo en donde todo el cúmulo de sus decisiones le ha llevado. Ya no busca culpables externos.
El tomar las decisiones con mayor o menor acierto se debe al grado de ignorancia… o conocimiento que representaba tenia en cada momento.
Reconoce que, con lo que sabe hoy, muchas decisiones serian distintas.
También reconoce que, en su momento, lo hizo lo mejor que supo, y fue , al vivir sus decisiones, como aprendió y comprendió.
No es una cuestión ni de culpa ni arrepentimiento. No hay culpables, ni el personaje mismo.
Una de las características del guion de la obra, es que se tarde más o menos ( esto lleva implícito mas o menos dolor y desasosiego, del personaje) va siempre ampliando su conocimiento. Todos los personajes tienen garantizado un final feliz. Todos vuelven a casa.
Mi personaje vivió un cierto tiempo deslumbrado por los bienes perecederos… con el paso del tiempo, los que valora ahora son los imperecederos: el aprendizaje alcanzado, la ternura, la amistad, la sinceridad, el respeto, la solidaridad, la alegria, la empatia,los buenos compañeros de camino… y claro, un cierto bienestar perecedero.
Esta en un punto donde reconoce el amor en todas sus manifestaciones y grados… y lo ve reflejado por todas partes.
De hecho, todo lo que siente y observa es amor manifestándose.
Empatiza con los personajes de la obra, que aún no lo entienden y valoran… porqué recuerda lo dura que fue esa etapa… y admira a quienes lo tienen mucho más asumido.
Estos últimos son sus referentes, le muestran un tramo del camino que aún no ha recorrido.
Como actores de teatro, sabemos que, indistintamente, a unos nos toca representar a los llamados buenos y a otros los llamados malos, según las exigencias del guion en cada momento.
Todos ponemos todo nuestro afán en manifestar a nuestro personaje, da igual su calificativo.
Sabemos que lo importante es el mensaje de la obra, la enseñanza que conlleva… y que todos los personajes son igual de útiles.
Cuando se baje el telón nos despojaremos de estos disfraces , nos pondremos otros y representaremos otra obra… hay muchos aspectos del amor que experimentar.
Hay un creador, guionista,director… que, en su mente, imagina y da vida a su obra, elije todos los actores y les asigna los diferentes papeles.
Nosotros hacemos lo mismo cuando creamos. Partimos de una idea inicial que vamos desarrollando.
Mientras actuamos como actores y representamos al personaje, olvidamos quienes en realidad somos, el creador manifestándose.
Tomamos como real lo que es ficticio.
La ola solo toma conciencia de que es el mar manifestándose, cuando se desvanece en la orilla.
Todo lo experimentado por la ola, cuando esta se creía una individualidad, al ser ella una manifestación del mar, ya estaba previsto por el mar.
La gran pregunta ¿ quien soy? solo tiene una respuesta.
«YO SOY TODO»
Mientras me manifiesto, experimento la ilusión de la separación y diferentes grados de conocimiento.
En nuestra manifestación actual, como el sabio del principio del relato, no podemos comprenderlo.
La energia ni se crea ni se destruye, solo se transforma.
Sabemos que todos y todo somos esta energía, vibrando a diferentes frecuencias.
El más alto grado de vibración de la energia, que intuimos, es el amor puro.
Nuestro grado de miedo se inversamente proporcional a nuestro grado de conocimiento.
Algún día, el sabio recordará que él y todo, es el creador manifestándose… y entonces recobrará la plena conciencia, que siempre tuvo a su alcance.
El creador, después de su recorrido por el olvido, ficticio, de si mismo, volverá a casa… de la que nunca se había ido.
Cursos y terapias de Reiki presenciales y a distancia. Terapias gratuitas a distancia una vez al mes.