Nuestra vida transcurre entre nuestra primera inhalación y la última exhalación

Dic 29, 2024

Nuestra vida transcurre entre una inhalación, la primera, que activa y llena de aire nuestros pulmones… y una exhalación, la última, que los apaga.

Soló somos conscientes de que respiramos, bien cuando tenemos dificultades para ello… o cuando decidimos tomar conciencia del hecho.
Se nos dice su importancia, que respiramos mal y como nos influye la calidad del aire.
 
Sabemos que nuestro cuerpo aguanta unos días sin ingerir alimento, unos cuantos menos si no lo hidratamos… y que solo logramos retener la ingestión de aire unos pocos minutos, como mucho, para mantenernos vivos.
De donde se deduce el inmenso valor del aire.
 
Y algo de valor incalculable, lo contaminamos.
Como consecuencia muchos enfermamos.
La enfermedad pulmonar, es una enfermedad muy dolorosa y angustiante.
Lo hacemos por ignorancia y beneficios materiales.
 
Tanto da que sea por la polución como por inhalación voluntaria.
La calidad del aire que respiramos es vital para la calidad de nuestro estado anímico.
 
Curioso, cuando nuestra sociedad está empeñada en alargar nuestra vida y su calidad física y emocional, tanto como se pueda.
Y esto tan básico no lo contemplamos como preferente.
 
El aire lo respiran desde el más poderoso al más desafortunado.
El poderoso tiene la capacidad de limpiar lo irrespirable… y obligar a su uso contaminado a quienes no pueden negarse.
Primamos lo material por encima de lo inmaterial.
Como vivimos, por encima de como nos sentimos.
 
No solo contaminamos el aire para usos económicos irrespetuosos con el medioambiente… también lo inhalamos para adormecer la mente.
 
Provoca, nuestra forma de vida basada en el culto a lo perecedero, muchos problemas emocionales, que nos vemos incapaces de solucionar… y soportar.
Nuestra solución es no ser conscientes… aunque en el fondo si lo somos.
Cuesta un gran esfuerzo acallar completamente la conciencia en todo momento.
Es angustiante solo el pensar no conseguirlo.
Ser consciente significa ser conscientes de nuestros actos, de sus consecuencias y de como nos sentimos.
Y quienes están empeñados en adormecerla está claro que no se sienten bien
Utilizamos el aire que inhalamos con diferentes sustancias, como vía de escape para no pensar… tenemos muchas otras maneras de acallar la mente (nos inyectamos, la ingerimos cual alimento, utilizamos nuestras terminaciones sensoriales para colapsarla… sexo, ruido, colapso visual, poder…)
 
Todas persiguen el mismo fin… acallar la mente a costa de enfermar más o menos rápidamente.
Anular la lógica para sucumbir a los placebos.
 
Alargar la vida cuando no nos sentimos bien, acaba significando alargar la agonía, porque cuerpo y mente son perecederos… y la mala salud o el fin de la existencia, aterroriza a quienes priorizan su cuerpo y mente.
 
Pero…
No todo el aire está contaminado ni controlado.
No todos acallamos nuestra mente… aunque podemos haber intentado acallarla y comprender, por experiencia y razonamiento, que no sirve para sentirnos bien.
 
Como todo tiene su precio, disfrutar del aire y de la conciencia despierta,
también.
 
Nuestra sociedad esta organizada para dificultárnoslo.
Hemos de vencer nuestro miedo al cambio… a las posibles dificultades que implica.
Se trata de ordenar nuestras prioridades vitales, colocando el bienestar del alma en primer lugar.
Abandonar las zonas contaminadas implica: » renunciar» a nuestra manera de vivir actual, a hábitos, a comodidades y seguridades que dábamos por necesarias pero no lo son…, aceptar la realidad… que nos muestra los desatinos en los que hemos incurrido y implica vivir conforme a nuestra conciencia.
 
Cada uno es libre de valorar si le vale la pena y el nivel del cambio.
Todos podemos hacerlo si aceptamos pagar el precio.
 
Hay una evidencia física que nos pasa casi desapercibida y nos llena de paz, alegria y serenidad.
Es la reacción instintiva de nuestro cuerpo/ mente al darles lo que realmente necesitan para su bienestar.
 
Imagina, pongamos un ejemplo bucólico, que llegas a lo alto de una montaña ( o cualquier paisaje hermoso natural) te embelesa, te rodean los sonidos y olores de la naturaleza, el aire es limpio… y …. tus pulmones se ensanchan en todo su potencial instintivamente.
Al exhalar, también instintivamente, expulsas muchas tensiones que no eras consciente retenías.
Te sientes maravillosamente bien y tu cuerpo/ mente lo manifiesta.
 
El mismo proceso ocurre cuando anímicamente nos sentimos plenamente satisfechos ante una manifestación de amor.
La gratitud tiene muchos beneficios, pero no logra esta expansión inconsciente.
Si, nuestro cuerpo/ mente reacciona instintivamente, abriéndose, a lo que reconoce como bueno y cerrándose a lo que reconoce como malo. Se expande en el primer caso y se contrae en el segundo.
Cuando cuerpo/ mente están tensionados, es una clara evidencia de que no lo es.
 
En el primer caso, la alegria, la generosidad, la paciencia, el respeto… el amor por todo y todos se incrementan instintivamente… y lo contrario en el segundo.
 
Expansión y contracción, recibir y dar, inhalación y espiración. La ley del ritmo siempre manifestándose.
Este ritmo es el que genera la energia necesaria para toda manifestación.
 
Cuerpo y mente son maquinas a nuestro servicio, que necesitan energía para funcionar. Hasta que no lo comprendemos vivimos una efímera ilusión. Somos los conductores y nos creemos los vehículos.
 
Al apagarse la maquinaria, nuestra conciencia permanece… y con ella todo lo que hemos experimentado, aprendido y sentido.
La energia ni se crea ni se destruye, solo se transforma.
Cuerpo y mente se descomponen y reciclan, el alma permanece.
 
Podemos aprender diferentes técnicas respiratorias. Aprovecharemos la energía, la calma y la serenidad que proporcionan.
Pero nunca alcanzaremos el grado de felicidad de una amplitud pulmonar inconsciente… o más bien dicho supra consciente.
 
A la vida no le valen las trampas.
Nos da herramientas… pero es la intención primera con las que las usamos, la que marca la diferencia.
 
Sentir no es pensar o actuar.
El alma siente, la mente proporciona los medios y el cuerpo ejecuta.
 
No es lo mismo ser generosos por compasión que por interés.
La compasión es instintiva, el interés es mental.
Nuestra pleno bienestar se materializa cuando la mente y el cuerpo son controlados por la conciencia despierta.
Lo contrario es un vehículo cuyo conductor se ha dormido, despistado o no controla, al volante.
Al tomar conciencia de las consecuencias de sus actos aprende.
 
El grado de conciencia de cada uno se manifiesta en sus pensamientos y actos.
 
La Vida es una escuela cuyo método de aprendizaje es la experimentación… mediante la realidad virtual, porque así nunca podemos provocar ni sufrir, realmente, daños. la Vida es una ilusión.
 
Analiza como respiras, como te sientes, si estas relajado o estresado.
Es un buen baremo del grado de conocimiento adquirido.
 
Bienestar o malestar, alegria o tristeza, amor u odio, generosidad o avaricia…
Es un sistema binario simple, como el juego del «caliente voy bien, frio voy mal» para alcanzar nuestro objetivo.
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