¿Culpables de qué? Lo más triste es que no sólo el mundo nos culpa por nuestros errores, muchas veces el juez más implacable somos nosotros mismos.
¿Conocemos a alguien que cuando toma una decisión toma la que cree peor?
Todos absolutamente todos tenemos nuestras razones para actuar como actuamos. Aunque nos digamos aveces…»no se porque lo hice» siempre hay un por qué, sea porque me dio pereza, o rabia, o había otra opción que me atraía más, o me sentí obligado por un sentimiento o circunstancia, o en aquel momento creí que la mejor opción era la que tome…..hay infinitas «razones»
Otra cosa es la responsabilidad por nuestras decisiones, aquí no vale escurrir el bulto, elegí lo que elegí y ahora he de asumirlo y vivir con ello.
Para quedar «en paz» sólo cabe resarcir el dolo. Quizás esquivemos «la justicia de los hombres» pero no hay medio de borrar de nuestra mente nuestras acciones.
Sabemos, aunque intentemos ocultárnoslo, que según actuamos nos sentimos.
El espejo del alma guarda y nos muestra cada una de nuestras acciones, decisiones y sentimientos.
Somos lo que somos nos guste o no, y actuamos de acuerdo a lo que somos. Si no nos sentimos bien por la forma en que actuamos, es hora que aceptemos que no somos lo que queremos. A partir de está aceptación podemos continuar por el mismo camino o tomar otro.
Aceptemos que no somos perfectos…(es absurdo exigirnos o que nos exijan semejante tontería) Así como nosotros no somos perfectos, todos a nuestro alrededor hacen gala de uno o varios defectos.
Cada elección conlleva una lección y cada elección es nuestra manifestación.
Quienes de veras nos aman, nos aman «a pesar» de ser como somos¡Algo bueno veran en nosotros!
Quizas el gran secreto es dejar de ocultar como en realidad somos y tener la valentia de mostrarnos con nuestras grandezas (que las hay) y miserias.Así podremos dejar de fingir,mentir, ocultar, sufrir… y podremos dedicarnos a disfrutar, aprender, comprender ¡amar!