Nos lamentamos, algunas veces, de que queremos hacer algo y no podemos.
No podemos porque no es el momento o el lugar adecuado…o las circunstancias que nos rodean nos lo impiden.
Con el paso de los años me he dado cuenta de que todo lo que deje …para mas adelante… muchas veces cuando llego el momento apropiado ya no me apetecía¡me lo perdí! estuve soñando con algo que me hacia ilusión y fui yo misma la que impidió que se realizara.
Otras veces nos decimos que podríamos hacerlo… pero que circunstancias externas nos lo impiden.
¡Nos sacrificamos por alguien que muchas veces… ni nos lo ha pedido ni querría que renunciáramos a ello si lo supiese!
He llegado a la conclusión que muchas veces cuando me lamento es porque yo no quiero hacerlo…y me busco excusas.
Afortunadamente he logrado reconciliarme con todo lo que he lamentado… si no se hizo fue sencillamente porque yo no estaba preparada para hacerlo.
Claro que a veces me he lamentado de la perdida de un ser querido…lo extraño… pero ahora comprendo que de hecho nunca ha dejado de estar a mi lado. Antes lo tenia delante y ahora lo llevo en el corazón.
Lamentarnos, lo hacemos, cuando queremos inspirar comprensión, cuando necesitamos una excusa… o cuando comprendemos que por nuestra conducta hemos desperdiciado una gran oportunidad.
Lamentarse no sirve para nada más que para entristecernos.
Si algo tiene solución… mejor dejar de lamentarse y solucionarlo. Si algo no la tiene… mejor dejar de lamentarse y aceptarlo. El pasado no volverá, no dejemos que el futuro se vea malogrado por desperdiciar el presente.