Había una vez en un desierto un pozo. A su lado descansaban un anciano y un joven venidos de la cercana aldea a buscar el agua que necesitaban.
Acertó a pasar por allí un viajero que se paró a refrescarse.
-Buenos días-dijo el viajero
-Buenos días le contestaron los dos aldeanos.
El viajero les pregunto- ¿Podrían decirme que clase de gente vive en la ciudad que se otea a lo lejos?
El más anciano le replico-¿cómo eran las gentes de la ciudad de la que Usted viene?
-Muy mala gente… egoístas y mezquinos- les contesto
El anciano le dijo que en la ciudad a la que se dirigía la gente era exactamente igual .
Agradecido por la información, después de descansar y reponerse del viaje, el forastero prosiguió su camino asegurando que por nada del mundo se acercaría a tan inmundo lugar.
Al poco rato volvió a pasar por allí un viajero que se paró a refrescarse.
-Buenos días-dijo el viajero
-Buenos días le contestaron los dos aldeanos.
El viajero les pregunto- ¿Podrían decirme que clase de gente vive en la ciudad que se otea a lo lejos?
El más anciano le replico-¿cómo eran las gentes de la ciudad de la que Usted viene?
Muy buena gente, me ha entristecido mucho dejar allí a tan buenos amigos.
El anciano le dijo que en la ciudad a la que se dirigía la gente era exactamente igual .
Agradecido por la información, después de descansar y reponerse del viaje, el forastero prosiguió su camino muy contento de dirigirse a una ciudad tan amable como la que acababa de dejar.
El joven, que había escuchado incrédulo, le reprendió al anciano su mal proceder
-¿Cómo puedes engañar a estos dos viajeros? Es la misma ciudad, no puede ser tan mala y buena al mismo tiempo.
-El anciano, que ya se sabe que es más sabio el diablo por viejo que por diablo, le respondió que él no había engañado a nadie.
El primer viajero llevaba rencor y egoísmo en su corazón… como el mundo es nuestro espejo…eso exactamente es lo que vería. El segundo viajero estaba lleno de gratitud y alegría … y eso exactamente es lo que vería reflejado en las gentes de la ciudad.
Si el amor reina en nuestros corazones, como el mundo es nuestro espejo, lo veremos reflejado en los de los demás. Si es el orgullo, el egoísmo, la mezquindad, la mentira lo que atesoramos… eso será lo que veamos reflejado en el mundo que nos rodea.
Las personas, que con la mejor voluntad ( a su parecer) en nombre de su virtud se dedican a ejemplarizar con sus actos, las que (me refiero a las que ya han entrado en el camino espiritual) se dedican a construir espadas de luz para combatir el mal… por ejemplo. Quizás que se pregunten si el mal que ven en los otros no sea un reflejo del que ellos contienen.
El ego es un sentimiento con el que tenemos que aprender a convivir a lo largo de toda nuestra vida. Desterrarlo es absurdo, no se puede conseguir…además, el ego, como todo lo creado, es una herramienta.
Es el uso que le damos lo que hará que el trabajo sea útil o nocivo.
En este mundo convulso, en el que vemos reflejado mucho de lo que avergonzarnos, dediquemos unos instantes a reflexionar si en alguna medida en nuestros pensamientos y comportamientos no reflejamos las mismas desgracias. No es lo mismo acaparar alimentos dejando al resto de la población desvalida y dependiente de nuestra posesión que acaparar una determinada cantidad de algo cuando hay escasez para que no nos falte…. pero el sentimiento, aunque en grados muy diferentes es el mismo…. falta de generosidad…falta de amor. Mientras veamos en el mundo reflejados más maldad que amor…. algo de ello llevamos dentro de ello.
Estamos aquí para aprender… y la experiencia es una muy buena maestra. Para aprender a amar se nos dan muchas muestras de injusticias para que podamos desde la libertad escoger como reaccionamos a ellas.
El ego es nuestro aliado, porque además de amar al prójimo hemos de amarnos a nosotros mismos… es más «ama al prójimo como a ti mismo» no es un consejo… es una realidad. Amamos al prójimo como a nosotros mismos.
Es cuando no nos amamos y por tanto nos maltratamos cuando el ego se convierte en nocivo. Cuando no nos amamos.. no nos respetamos, no nos cuidamos y no nos valoramos. Cuando no nos amamos no respetamos, no cuidamos y no valoramos al prójimo.
Salvadores del mundo, quizás hay que plantearse quien es el que necesita ser salvado:-)
Te propongo un juego. Te aseguro que el librito en cuestión es una bomba emocional. Es un librito que a pesar de su crudeza te deja un muy buen sabor de espíritu. ¿Que tal si te lo regalo? ¿Qué tal si después de leerlo lo comentamos? Siempre se ha dicho que ven más muchos pares de ojos que un par sólo.
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