Siempre escuchamos decir:Lo que importa no es la belleza exterior, sino la belleza interior.
Pues no hay nada más falso que esa frase.
la belleza exterior es la parte visible de la belleza interior. y se manifiesta por la luz que sale de los ojos de cada uno. no importa si la persona está mal vestida, si no obedece los patrones de lo que consideramos elegante… o si ni siquiera se preocupa por impresionar al que está cerca. los ojos son el espejo del alma y revelan todo lo que parece estar oculto.
Pero, además de la capacidad de brillar, los ojos tienen otra finalidad. funcionan como espejos.
Reflejan lo que están mirando. Así si el alma del que observa es oscura, vera siempre su propia fealdad. Porque, como cualquier espejo, los ojos nos devuelven el reflejo de nuestro propio rostro.
La belleza está presente en todo lo creado. A veces negamos nuestra propia belleza porque los demás no pueden, o no quieren, reconocerla. En vez de aceptarnos como somos, procuramos imitar lo que vemos a nuestro alrededor. procuramos ser como aquel del que todos dicen ¡que guapo! Poco a poco nuestra alma se va consumiendo, nuestra voluntad disminuye, y todo el potencial que teníamos para mejorar el mundo deja de existir. Dejamos de tener el brillo de la luna y pasamos a ser el charco que la refleja. Al día siguiente, el sol va a evaporar esa agua, y no quedará nada.
Todo porque un día alguien dijo ¡eres feo! O porque otro comento -Ella es guapa. Con una sola palabra nos robaron toda la confianza que teníamos en nosotros mismos. Y eso nos hace sentir feos y amargados.
No es verdad. Todos los seres que viven bajo el sol, desde los pájaros hasta las montañas, desde las flores hasta los rios, reflejan la maravilla de la creación.
Si nos resistimos a la tentación de aceptar que otros definan lo que somos, poco a poco seremos capaces de hacer brillar el sol en nuestra alma.
Lo bello no reside en la igualdad, sino en la diferencia. Cuando vemos un cedro no nos decimos-las ramas deberían tener todas la misma medida. Nos decimos- es fuerte. Procuremos brillar con luz propia y no procura reflejar la luz que nos viene de fuera.
El manuscrito encontrado en Acra- Paulo Cohelo
El manuscrito encontrado en Acra- Paulo Cohelo