Para limpiar el dolor…el primer paso es reconocer que hay dolor. Tenemos que adentrarnos en nosotros mismos… hasta encontrar todo aquello que quedo enterrado en lo más profundo, porque no pudimos soportarlo en su momento.
Hay que aceptar el dolor…y desde esta aceptación revisar que es exactamente lo que lo provocó.
Pudo ser una actitud nuestra que nos avergonzó y ahora la asumimos …y reparamos si es posible, pudo ser nuestro desconocimiento… y con el paso del tiempo ahora podemos comprenderlo, pudo ser una actitud ajena que no comprendimos… y ahora podemos o bien dejar atrás o bien enfrentarla y preguntar, pudo ser una perdida que no asumimos… y ahora ya estamos preparados para hacerlo…
da igual lo que fuera, el primer paso siempre es reconocer que aun lo tenemos guardado y nos hace daño.
Ahora nuestras prioridades son diferentes a las prioridades que teníamos antes.
Quizás lo que nos pareció un verdadero drama ahora nos provoque una sonrisa.
Cualquier dolor que no ha sido bien asimilado queda alojado en el inconsciente… y cuando una situación parecida se presenta, lejos de verla con ojos nuevos…pues no en vano ha pasado el tiempo y en algo hemos madurado… reaccionamos a ella con toda la fuerza del dolor que nos provoco la primera…sin recordar muchas veces esta primera causa del dolor.
¿Qué me ocurre?
¿Qué me falta?
¿Qué quiero?
¿A qué le doy realmente importancia?
¿Qué es este vació que siento, esta parte que me falta?
¿Qué puedo hacer para que las cosas cambien?
Estas son las preguntas que hemos de hacernos para limpiar el dolor..