LLORAR POR LO PERDIDO
El maestro meditaba solitario y silencioso, sentado sobre el tronco de un árbol caído. Un joven, cuyo padre había muerto, aconsejado por sus amigos, se acercó buscando consuelo y consejo en su sabiduría. Invitado por el maestro a caminar, el joven se iba desahogando, con el detallado relato de los hechos y de sus penas.El maestro solía ser de muy pocas palabras, y así lo fue escuchando atentamente hasta que llegaron por el sendero ante la casa de un campesino, amigo del Maestro.
El hombre cavaba la tierra con una pala, para hacer un hoyo. Su hijo de cuatro años, junto a él, lloraba desconsoladamente.
-¿Hombre, por qúe llora tu hijo? – preguntó el Maestro.
– Mira, -respondió el hombre, mientras le mostraba una nuez, que habia sacado de su bolsillo-, se la regalaron esta mañana en la escuela. Somos pobres y quiero sembrarla para tener un nogal. Pero él…
– Gracias amigo -interrumpió el Maestro, e invitó al joven a seguir caminando.
Después de un largo trecho andando en el silencio del monte, sólo interrumpido por el trino de los pájaros, el Maestro preguntó:
-¿Comprendiste?
-¿Qué? -interrogó a su vez el joven sorprendido.
-Que cuando el Padre Dios siembra una nuez para tener un nogal, el hombre niño, sin comprender, llora la nuez perdida….
Del libro «Vive con tu muertos que viven»
de René Trossero
Es natural cuando un ser querido se marcha de nuestro lado llorar su ausencia. Esto nos ocurre tanto cuando ese ser querido muere como cuando se desplaza a lugares lejanos y damos por hecho que no gozaremos más de su presencia… o cuando rompemos los lazos afectivos con nuestra pareja porque ella y no nosotros así lo hemos decidido.
Comprender que cuando alguien amado muere, o se aleja de nosotros, es solo un acto físico es un gran consuelo. Comprender que no hay distancias dentro de nuestro corazón y que todo siempre tiene un motivo nos ayuda ha enfrentar este alejamiento.
Podemos llegar ha comprender que todos morimos… y que normalmente no sabemos ni como ni cuando hasta que esta muy cerca el momento. Aceptar este hecho de nuestras personas queridas nos cuesta mucho más. Fijémonos en los frutos que dará la semilla que esta persona planto… entre ellos el amor que ha dejado en nuestros corazones…. y dejemos que la Vida siga desarrollándose conforme a un plan del que no tenemos capacidad para comprender sus fines.