El orgullo, la soberbia, la dureza del corazón siempre derivan a dolorosa y desesperante soledad…. y es en este infierno de soledad en la que «a veces» comprendemos lo absurdo, dañino y equivocado que ha sido nuestro comportamiento para nosotros mismos y para los demás y entonces nos trascendemos y evolucionamos.
Paradojicamente, cuando esto ocurre, acabamos dando gracias a todo el proceso, pues ha sido la única manera de poder comprender…..aceptando el dolor y las consecuencias pues el pasado no puede ser cambiado. Solo, si es posible, reparado y/o perdonado por la infinita fuerza del Amor.
No hay dolor gratuito, recibimos escrupulosamente justo el que necesita cada uno para llegar a comprender.